¡Buenas noches país de mierda!
Era 1999, al final de la emisión del noticiero el periodista Cesar Augusto Londoño pronunciaba estas palabras después de anunciar el magnicidio de Jaime Garzón.
Más de 20 años después, la nueva generación de periodistas repetíamos -jadeando con dificultad por el peso de los chalecos antibalas y las máscara de gas - dichas palabras.
Durante este año hemos pasado decenas de noches en las calles, nos han disparado, empujado, insultado, impedido nuestra labor periodística, robado y destruido equipos y material.
¡Sin embargo aquí seguimos, firmes!. Vimos en persona como asesinaban, torturaban y desaparecían a jóvenes, a veces de nuestra edad, casi siempre aún más jóvenes que nosotros. Algunos perdieron sus ojos al frente nuestro, ante nuestra impotencia e incredulidad, solo podíamos fotografiar y filmar lo sucedido, con la esperanza de que sirviese algún día de denuncia y de prueba jurídica para las víctimas.
La prensa independiente sigue firme a lo ancho y largo del país, en la selva, en los páramos, en las costas, en las altas cumbres, en las islas, en las ciudades, en los pueblos.
Seguiremos firmes, aún sabiendo que en algún momento podremos ser nosotros quienes perdamos un ojo, a quienes desfiguren el rostro o quienes nunca más vuelvan a aparecer, salvo en trozos repartidos por la ciudad, o flotando boca abajo en el magdalena o en el cauca.
El rojo tiñó nuestras mentes y fotografías para siempre, nunca seremos los mismos, jamás seremos indiferentes. Por más duro que sea, nos seguirán viendo, corriendo por las calles, buscando cobertura de los disparos, filmando mientras otros caen a nuestro alrededor, gritando "¡médico!" cada vez que vemos a un manifestante herido.
Nos seguirán viendo, para que otros los puedan ver a ustedes.
Continuaremos sin miedo a la verdad, en palabras de Batz del Main:
"Quien no le teme a la muerte, se precipita en una casa envuelta en llamas; quien no le teme a la muerte, sale sin vacilar en medio de un diluvio; quien no le teme a la muerte, irrumpe en una tupida lluvia de balas; quien no le teme a la muerte, emprende desarmado la lucha contra miles de titanes alzados -con una palabra-, quien no le teme a la muerte, es el único que puede hacer algo por los otros, sangrar por los otros, y recibe al mismo tiempo la felicidad única, el único bien deseable en este mundo: la verdadera paz del corazón"